lunes, 13 de abril de 2009

Relatos del transporte público.

El transporte público es un misterio, nunca sabes con lo que te podrás encontrar, nunca sabes el tiempo que se va a tardar, nunca sabes si el conductor que te tocará es un hideputa, nunca sabes si la combi viene llena o vacía, y podría llenar una lista entera de "nunca sabes".
La verdad es que medio domino esa onda del transporte público, aunque tampoco soy un maestro. Pero siempre sirve en situaciones de emergencia. Me han pasado demasiadas cosas que aún no logro entender ¿por qué a mí? (yo que solo tengo pocos años de vida!!)

Recuerdo un día hace como 2 meses, yo estaba a punto de bajarme del camión y que en eso al hideputa del chofer se le ocurre acelerar, el idiota me tiró. Así es, fue de esos golpes que duelen en el orgullo. Ahí en pleno echegaray acabé tirado y si el conductor de atrás no frena tal vez este blog no existiría. Fue una situación demasiado penosa, jamás pensé que a algún ser humano se le ocurriría tirar a alguien del camión. Hasta el policía que estaba en la esquina me preguntó si me encontraba bien. Aquella vez terminé con 2 moretones, (ah porque rodé!) 2 raspones y una enorme herida en el orgullo :(

Tengo un amigo que se llama Luis, y cada vez que nos subimos a cualquier tipo de transporte público nos ocurre cada payasada! En enero yo le había pedido a Luis que me acompañara a la fiesta de una amiga llamada Liz (que la quiero mucho), íbamos en el camión hacia atizapán (imaginen una escena de película en la cual el camión está totalmente vacío y nosotros dos hasta el fondo) y en eso se suben dos borrachitos, hasta su madre de guarapeta. Al principio nos dió miedo, digo el camión iba totalmente vacío (obvio te imaginas que te van a asaltar o algo parecido). Pues no! los borrachitos se sientan justo enfrente de nosotros, incluso nos ofrecieron cerveza. Debo admitir que los borrachitos eran seres muy inteligentes, y aparte eran primos. Algo así fue nuestra conversación.

Borrachito 1. (el más guarapeta)- Quégh ondaaagha chavooosss, usghtedeghs chupann???

Nosotros- No D:

Borrachito 1- ahh quegh malaghs ondaghh, yoghh lehgss ibaghss a ofghrecer ughna cghelagggg
(en eso el borrachito 1 abre su cerveza de lata y que CHIN! me embarra todo el pantalón)

Borrachito 2 -(no estaba tan guarapeta, por eso no pongo "ghh", para darle más realismo a la lectura jajaja)- ya PRIMO, deja de insultar a los muchachos.

Borrachito 1- Noghh prgihmo, yogh nuncaghh logs moleghstegs verdaaa??

Nosotros- No, para nada!

En eso ya era nuestra bajada, y yo llegué apestando a cerveza a la fiesta de mi amiga Liz :(

Luego otra vez, Luis y yo íbamos hacia la cineteca. En el metro vimos a una pareja de enamorados comiéndose, literalmente. Imagínense lo más cochino del Youporn, del Youtube, de las letras del Reggeaton (o como se escriba), de Ron Jeremy, de Genne Simmons. Nada de eso se compara a lo que vimos. Juro que hasta se veían los hilos de baba, fue totalmente asqueroso.

Alguna vez me tocó ver como dos choferes se bajaron y casi llegan a los golpes, la policía salvó la situación.

Es verdad que el transporte público es una jalada, pero luego me salva de apuros. Cada día ves algo más chido jaja. Por ejemplo, el señor Ray (el papelero más famoso de la colonia de Jardínes de San Mateo, que por cierto no entiendo por qué es tan famoso si su papelería es lo más tardado del mundo) ya tiene micro!! Ah pero no se asusten, el señor Ray no ha descuidado su negocio de la papelería jaja. Pero sí me saqué mucho de onda cuando una vez me subí a la micro y lo vi manejando.

No odio el transporte público, solo odio a sus choferes, y a la insoportable música que ponen. Solo una vez me ha tocado escuchar Reactor en el transporte público, y fue en una combi, y disfrute mucho ese viaje jajaja (yo todo orgulloso).

Recuerden chavos, si usan el transporte público tengan cuidado de:
los carteristas
los choferes
el tráfico
Las innumerables construcciones viales de Satélite ¬¬
la distancia
Etc...

Luego les cuento más relatos sobre muchas cosas más.

P.D. Les dejó con la canción que he escuchado miles de veces, gracias al pésimo gusto de los choferes.

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